
-¡Un día vi ponerse el sol cuarenta y tres veces!
Y un poco más tarde añadiste:
-¿Sabes? Cuando uno está verdaderamente triste le gusta ver las puestas de sol.
-El día que la viste cuarenta y tres veces estabas muy triste ¿verdad?
Pero el principito no respondió.
No quiero que veas el atardecer tantas veces en un día. Hablemos, creo que cuando hablamos te olvidás de ciertas cosas :), quizá no, pero a mí me pasa, por eso me gusta que lo hagamos.
ResponderEliminarYo te voy a cuidar si me lo permitís. Voy a intentar decir tantas tonterías como pueda siempre que pueda, así en una de esas te saco una sonrisa.
Tu extraño.